martes, 25 de enero de 2011

Una boda japonesa



Japón está compuesto por cuatro islas: Honshu, Hokkaido, Kyushu y Shikoku. Es conocido como “La tierra del sol naciente” y es una de las mayores potencias económicas del mundo.
En cuanto a su cultura y religión la cosa no ha variado mucho en el tiempo. Mantienen una idea fija de enlace y pocos son los que se atreven a aplicar ideas occidentales.
La novia viste con kimono blanco y un tocado en la cabeza con muchos ornamentos. El kimono es el vestido tradicional japonés. El término japonés mono quiere decir “cosa” y ki proviene de kiru , que significa “llevar”. Los kimonos llegan hasta las partes bajas del cuerpo, con amplias mangas y escote en V muy pronunciada. El corte, el color, la tela y las decoraciones varían de acuerdo al sexo, la edad, el estado marital, la época del año y la ocasión.
Además van pintadas con toda la cara de blanco así demuestran su virginidad ante sus dioses. Todo lo contrario al novio, que va vestido de negro.
Después de la unión matrimonial, que se celebra en santuarios o templos, es costumbre que los novios se beban nueve copas de sake, mientras sus respectivos padres toman una taza de té en muestra de la alegría. Para el novio empieza un camino importante porque, a diferencia de muchos otros países orientales, es el prometido el que se instala en casa de los padres de la novia para vivir. Si tuvieran un hijo o los padres de la novia mueren, entonces, pasarían a vivir a casa de los padres de él.
Una vez finalizada la boda, los novios ofrecen un discurso ante todos sus invitados como muestra de agradecimiento y conclusión del enlace.

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